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EFE

En su búsqueda permanente del equilibrio que le permita romper las líneas partidistas, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, presentó hoy un primer Gobierno en el que políticos veteranos se dan la mano con nuevas caras surgidas de la sociedad civil.

El núcleo duro del Ejecutivo que encabezará el conservador Édouard Philippe está compuesto por viejos lobos del socialismo, el centro, la derecha y hasta los verdes, con la designación del mediático activista Nicolas Hulot como “número tres” del Gobierno y ministro de Ecología.

Hulot -que hasta hoy había rechazado siempre las invitaciones a participar en un gobierno- es uno de los tres ministros de Estado, con rango superior al resto, junto a los responsables de Interior, Gerard Collomb, y de Justicia, François Bayrou.

Collomb, alcalde de Lyon por el Partido Socialista, fue la primera gran figura pública que abrazó la causa de Macron y ahora deberá encabezar una de las carteras más sensibles, con un país en estado de emergencia y amenazado por el terrorismo yihadista.

Mientras, el centrista Bayrou ve recompensado el apoyo que brindó a Macron en la precampaña electoral, cuando anunció que retiraba su propia candidatura para sumarse a la del joven aspirante.

La imagen de frescura y renovación queda reservada para el propio Macron, de 39 años, y su primer ministro Philippe, de 46. El resto del gabinete tiene una media de edad de 54,6 años. A modo de comparación, el primer Gobierno de François Hollande tenía una media de 52,4.

También formará parte de la médula gubernamental otro veterano, el socialista Jean-Yves Le Drian, un clásico del “hollandismo” que abandona Defensa para asumir el ministerio de Europa y Asuntos Exteriores, con la misión de “refundar” la Unión Europea (UE).

El discurso europeísta se repitió hoy como una constante en las primeras palabras que dirigieron varios ministros al asumir sus carteras.

Macron ha dejado buena parte de la gestión económica de su Ejecutivo en manos de la derecha: el ministro de Economía será el conservador Bruno Le Maire, derrotado aspirante a las primarias de su partido, mientras que Hacienda quedará en manos del benjamín ministerial, Gérald Darmanin.

El partido Los Republicanos anunció la expulsión inmediata de estos dos, así como del primer ministro Philippe.

Aunque se trata de un gabinete paritario, con once hombres y once mujeres (16 ministros, dos ministros delegados y cuatro secretarios de Estado), sólo una de ellas, Sylvie Goulard, tendrá uno de los llamados “ministerios de soberanía”, en su caso el de Defensa.

Las mujeres entran en el gobierno Macron principalmente desde la sociedad civil. La ministra de Sanidad es Agnès Buzyn, hasta ahora presidenta de la Alta Autoridad para la Salud; Cultura va para la editora Françoise Nyssen; y la extiradora olímpica de esgrima Laura Flessel asume Deportes.

Especialmente escrutada será la labor de la nueva ministra de Trabajo, la empresaria Muriel Penicaud, que deberá acometer la reforma laboral, una de las primeras medidas que pretende sacar adelante el nuevo presidente.

Al frente de Educación, que se perfila como otro de los pilares de la acción gubernamental, estará el hasta ahora director de la Escuela Superior de Ciencias Económicas y Comerciales, Jean-Michel Blanquer.

La búsqueda de la síntesis queda reflejada en la variopinta composición del ejecutivo, que incluye a cuatro miembros del movimiento macronista En Marcha, tres centristas del partido MoDem, dos socialistas, dos conservadores, dos radicales de izquierdas y un ecologista.

Fruto de la preocupación de Macron por la regeneración, Bayrou, Le Drian y Philippe deberán abandonar de inmediato sus cargos locales y regionales. Además, cualquier ministro que no logre ser elegido por su circunscripción en las próximas legislativas de junio deberá renunciar a su cartera.